LA MALDICIÓN DE LA
OUIJA
José Manuel Durán Martínez
Durante
los años que llevo investigando el fenómeno,
me he encontrado con mucha gente que no quiere hablar del tablero Ouija, que rehúyen cualquier opinión o se apartan ante el
más nimio de los comentarios. Dicen no tener miedo, pero sí respeto. En el
fondo es temor lo que sienten.
La Tabla Ouija es lo que es, un simple
objeto o utensilio cuya principal función (contactar
con los espíritus) todavía está por dilucidar. Ahora bien, la mayoría de la gente tiene una idea
distorsionada del fenómeno. Está convencida de que es una tabla maldita, que
acercarse a ella o consultarla equivale a caer en desgracia, como si la Ouija estuviera maldita, como si
fuerzas oscuras y misteriosas pulularan entre los números y las letras para
agredir el alma de los presentes. Sospechan que participar en cualquier “sesión de espiritismo” supone sufrir una
atroz maldición. Y no se trata de muertes terribles, posesiones malignas o fenómenos sobrenaturales en sus
casas (que también) sino que a partir de colocar el dedo sobre el vaso o la
moneda…
…sus
vidas entrarán en penuria.
Así,
conozco a personas que culpan a la Ouija
de que su matrimonio no haya ido bien, o que uno de sus hijos cayera en el
mundo de las drogas porque sus padres coquetearon con el tablero cuando eran
más jóvenes. Otras personas responsabilizan al tablero de sufrir un accidente de tráfico, perder el trabajo, tener
problemas con la bebida o, simplemente, sufrir una enfermedad.
Creen
a pie juntillas que los vaivenes de la vida son causados por las fuerzas que
aparecen tras la Ouija. Achacan sus
males a que una vez en sus vidas se acercaron a una de estas sesiones,
normalmente hace ya muchos años, pero todo lo que les pasa lo vinculan a la maldición que genera la tabla. Y esto es una auténtica locura
porque la Ouija, ni sus pretendidos espíritus, disponen de ese maléfico poder.
De
este modo conocí a una mujer que sufría un aparente Poltergeist en su casa, aquí, en Bizkaia, y ella estaba convencida de que todo tenía relación con
una experiencia con la Ouija en la
que pasó mucho miedo ¡¡y que sucedió hace treinta años!!
De idéntica
opinión es una chica que nos contaba que cuando su madre era niña realizó una sesión con tres amigas y todas ellas habían
tenido desgracias en sus vidas. Una se había separado recientemente, otra había
sufrido maltrato psicológico, la tercera perdió el trabajo y su madre se había
quedado viuda. Está convencida de que estas desgracias tienen su origen en la
consulta que hicieron a la Ouija
durante su adolescencia.
Insisto.
El poder de la tabla no es este, ni
mucho menos, ni su influencia se concentra a lo largo de los años. No debemos
preocuparnos, toda nuestra mala suerte o
las vicisitudes de la vida no están
motivadas por colocar un dedo sobre el tablero.
La Ouija no está maldita ni el usuario
queda atrapado en una influencia atroz que perdura a lo largo de los años y
hasta el momento mismo de su muerte e incluso más allá, pues hay muchos que
piensan que los “espíritus” y “diablos” con los que contactaron cuando
eran jóvenes les aguardan al otro lado, acechando en la oscuridad.
Colocar
el dedo sobre el vaso o la moneda no significa que el Mal se abra en tu interior. Es evidente
que lo puedes pasar mal, que la experiencia sea negativa (algo bastante habitual y lógico, como en su momento veremos) pero
en ningún momento permanecerás maldito. No existe ese poder, no es real, ya que
el principal peligro es precisamente lo que pasa dentro de tu cabeza, cómo te
tomas las propias experiencias y el juego terrible de tus creencias y convicciones que se desarrolla
en tu persona, provocándote una agonía cuya responsabilidad es únicamente tuya.
Puedes
sentarte frente al tablero y realizar preguntas, pero deberías hacerlo con un mínimo
de información, algo de lo que este
mundillo escasea, ya que la irresponsabilidad de los propios investigadores y
amantes del misterio ha provocado que
alrededor de este fenómeno pululen multitud de historias escabrosas y
terribles, levantándose leyendas delirantes que ofrecen una imagen
distorsionada e irreal de esta señora vestida de números y letras.
Las tablas no llevan adheridas espíritus malignos ni diablos errantes que quedan pegados a los usuarios para acompañarles el
resto de sus vidas. El efecto después de usar la Ouija puede ser el mismo que después de acabar una partida de
ajedrez, sin que esto signifique que se considere al fenómeno un juego porque,
evidentemente, no lo es.
¿Un tablero maldito o un fenómeno contaminado por las mentiras e
invenciones?
Maldito
no está ni tiene la capacidad de maldecir pero es
cierto que las mentiras, los casos no reales, las exageraciones, los inventos,
las leyendas, los errores, las suposiciones…, forman parte de esta parcela de
lo ignoto que provoca una imagen cruel y despiadada,
peligrosa e inquietante de un Sistema de
Contacto que ofrece más decepciones que alegrías.
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