EN LA PANTALLA
José Manuel Durán Rain
Este mes se estrena la película “Ouija: El Origen del Mal” y personalmente no tengo demasiadas expectativas. El cine ha recurrido en varias ocasiones al fenómeno para presentarnos una historia dramática, donde no faltan fenómenos sobrenaturales, muertes sangrientas, posesiones, apariciones fantasmales y presencias diabólicas.
Rara vez, aunque hay una excepción, he salido contento tras el visionado de una película, es más, normalmente me suelo enfadar bastante, vamos, que me pongo de mala leche por el trato burdo que se hace de esta práctica paranormal por la que personalmente siento una verdadera pasión. Aunque claro, de todo se aprende y trato de sacar provecho hasta de las escenas más delirantes.
Hay que hilar muy fino para salir satisfecho de las apariciones de la Ouija en el cine y sobre todo en la televisión. Series como “Los Serrano”, “Compañeros” o más recientemente “Gym Tony” han coqueteado con el mundo del misterio usando el tablero en alguno de sus episodios… y poniendo en bandeja su uso por parte de los seguidores de estos productos. A veces la gente de a pie no piensa en estas cosas hasta que lo ven en la Televisión y entonces quieren probar esa curiosa herramienta que pretendidamente pone en contacto el mundo de los vivos con el de los muertos.
De hecho, en la serie “La Que se Avecina”, al menos el tablero ha salido en un par de tramas, siempre utilizada para asustar a otros personajes, con fingidas posesiones y las burlas a Satán. Velas, una atmósfera lúgubre, un ambiente tenso, miedo y desconcierto junto a la comedia, a la sinrazón y a la tragedia de unos esperpénticos personajes.
Los medios de comunicación no son el mejor lugar para presentar la Ouija con la seriedad que se merece y cuando se intenta hacer una sesión auténtica ante las cámaras o los micrófonos (las emisoras de radio se apuntan al carro de lo absurdo y lo cómico) los resultados son parejos a la decepción que sufren los televidentes o las personas que se encuentran al otro lado de las ondas.
Han sido muchas las ocasiones en las que me he negado a participar en estos irrisorios espectáculos, decepcionando a los amigos y rechazando un fajo de billetes por parte de los indeseables. A veces, por encima de la amistad y lo material se encuentra la honestidad hacia un fenómeno que se merece nuestro respeto.
Tal vez soy idiota pero puedo asegurarte que no me importa.✓
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